Existen diferentes tipos de hambre, el cual genera un impacto en la mente y son un estímulo sensorial para el ser humano.
Esta el hambre visual, que como su nombre lo indica, es cuando por medio de los ojos se presenta un estímulo atractivo para la vista, generando la necesidad de que tenga que ser satisfecho. Existe la posibilidad de que la mirada convenza a la mente, y ésta se olvide de conectar con las señales de saciedad del cuerpo. Ejemplo: El carrito de postres en el restaurante.
Se sabe que el primer sentido que se desarrolla cuando el ser humano está en desarrollo es el sentido del olfato. El olor ejerce un efecto potente y primitivo en la mente subconsciente, probablemente porque los nervios olfativos son cortas extensiones del cerebro o porque el sentido del olfato fue muy importante para nuestros ancestros para encontrar comida y distinguir lo comestible de lo que ya estaba echado a perder. Ejemplo de este tipo de hambre: la dulcería del cine.
Por otro lado, está el hambre bucal. La boca es un órgano de puro deseo; este tipo de hambre se caracteriza por el deseo de la boca de vivir sensaciones placenteras, lo cual dependerá de las preferencias de la persona, de su genética, su cultura y sus condicionamientos. Es importante recordar que el cuerpo tiene su propia sabiduría, por lo tanto, es de vital importancia poner al servicio en el acto de comer cada uno de los sentidos, ya que de esta forma podrá decir mucho o poco del o que necesita. Por lo anterior, existe un tipo de hambre llamada hambre celular, que se manifiesta cuando el cuerpo tiene alguna deficiencia de elementos como: sal, proteína, grasas, hidratos de carbono, minerales y vitaminas.
Por otro lado, se encuentra el hambre mental (la cual desconecta por completo al ser humano de las sensaciones de su cuerpo), ya que lo lleva a conectarse directamente con su pensamiento; ya que se basa en pensamientos de “deberías”: “debería comer más proteína”, “me merezco un cucurucho de helado”, “debería de beber 12 vasos de agua al día”. Está condicionada por las palabras que leemos y escuchamos.
***Hambre del corazón: Es el famoso “caldo de pollo para el alma”